¡Celos!

Tengo una amiga que espera mellizas para dentro de unos tres meses. Desde hace un par de semanas está recluida en su casa en arresto domiciliario, las instrucciones del ginecólogo son claras: reposo absoluto. Se puede hacer el café por las mañanas pero nada de estar tanto tiempo levantada como para hacer una ensalada. Es decir, está a cuerpo de rey. Como imagino que esta situación debe de ser, como poco, aburrida, aproveché para hacerle una visita la semana pasada. Y salí de allí verde de envidia.
No me molesta especialmente que la tengan malcriada, ni su estado de buena esperanza. De hecho algo dentro de mí me hace quererla más desde que sé que lleva a sus dos nenas dentro. Desde mi punto de vista toda ella es un milagro maravilloso.
Lo que me da realmente envidia es su casa. Mi amiga tiene un piso precioso, y cuando digo precioso no estoy tratando de decir que tenga poquitas cosas puestas con gusto ni que sea una especialista en decoración. Mi amiga tiene dinero y su casa lo grita a los cuatro vientos. Yo, que tengo una obsesión insana por el azulejo, casi sufro un ataque cuando me toca pisar esos porcelánicos tan espectaculares. Da miedo pisarlos y, al mismo tiempo, parece que siempre están limpios. Sus futuras hijas tienen la habitación más bonita jamás creada por embarazada alguna y su cocina parece sacada de un masterchef de diseño.
Tras estar con ella llegué a mi casa y me encontré con mi realidad. Sé que soy muy afortunada, resido en una casa que es propiedad de la familia de Mr C y por la que, a final de mes, no me pide nadie ni alquiler ni hipoteca. De hecho, como es una casa, ni siquiera tengo que lidiar con reuniones de vecinos. Vamos, el paraíso libre de recibos y presiones. El sueño de cualquiera. Por no hablar de que mi familia tiene otra casa disponible por si la necesitamos. Si vivimos en esta es porque hay kilómetros de por medio y, ahora mismo, nos conviene más estar donde estamos.
Pero nuestra casa es fea. Nuestra casa no necesita una reforma, necesita derribo y construcción. Y me niego a hipotecarme para conseguir mi casa soñada. Por encima de todo no creo en las hipotecas y quiero seguir siendo así.
Me da lástima pensar que mi futuro e hipotético hijo va a venir al mundo para vivir en una casa que, aunque es muy cómoda, no es bonita. Nuestro presupuesto para la reforma no alcanza más que para un lavado de cara sobre el que nunca nos ponemos de acuerdo; a veces pensamos que es tirar el dinero, otras que lo disfrutaremos durante muchos años. Pero nunca empezamos. Tal vez nos da miedo deshacernos de ese colchón económico que tanto nos ha costado reunir.
Por otra parte, cuando pienso en mi amiga, y en la inmensa hipoteca que pesa sobre sus espaldas, no me quiero cambiar por ella. Sé que he hecho bien eligiendo mi modo de vivir, sin menos pretensiones pero sin bancos de por medio.
Puede que, algún día, sea capaz de enseñar a mis hijos que más vale vivir de forma modesta que nadar continuamente a contra corriente para afrontar pagos de letras imposible. Puede que, gracias a mi decisión, cuando lleguen las vacaciones pueda irme de viaje con mi familia en lugar de darle todo el sueldo al banco. O puede que esté equivocada y que lo mejor sea tener una casa perfecta.
No dejo de pensar que, aunque mi hipotético hijo podría nacer en una familia mucho más desafortunada, la guerra de clases ya ha empezado para él que todavía no existe.

17 pensamientos en “¡Celos!

  1. Qué curiosa reflexión. La verdad cada uno tiene sus prioridades. Las hay que se vuelven locas por la ropa y las marcas. Las hay que buscan casas de ensueño. Yo voy a mudarme hoy a un piso minúsculo con mi chico porque he estado de ocupa desde que me casé prácticamente jajaja. Así que, claro que hay clases… pero clases económicas. Sé que si me quedara embarazada ahora, mi hijo o hija nacería en un pisito cutre de alquiler, pero lo que tengo claro es que le daré la mejor educación posible como madre, le intentaré dar todo el amor que necesita para ser feliz, le enseñaré cosas, trataré de que crea en sí mism@, que aprenda a recibir y a dar, a compartir, a amar. Le enseñaré que lo importante es desarrollarse y crecer como persona y lo material no es lo realmente relevante. Puede que mi bebé nazca con gusto por lo material, pero no me importa que no tengamos lo que desee. Primero los valores, y antes de valores: amor. El resto… es un poco secundario (en mi humilde opinión, lógicamente). Celos he llegado a sentir: amigos mejor posicionados, con hijos creciendo en chalets cómodos… Yo tb viví en un chalet cómodo en una zona pija… pero era insegura e infeliz, con padres divorciados que no paraban de discutir. Preferiría mil veces el hogar sencillo de la periferia y unos padres que me dieran todo el amor del mundo.

    • Completamente de acuerdo contigo! Yo soy de pensar como tú. Si he hecho esta reflexión es porque no pude evitar sentir esa pelusilla al ver el decorado perfecto de la vida de otra persona. A veces, hasta con principios fuertes, podemos dudar.

      Estoy segura de que conseguiremos transmitir todos esos mensajes y ese enorme amor a nuestros hijos!!!!

  2. Si yo hubiese tenido la suerte de tener la casa de algún familiar, tampoco me hubiese hipotecado, ya te lo digo yo. Y eso que mi hipoteca es buenísima, y cuando digo buenísima, es la envidia de todo aquel que entiende de Euribor. Eso si, mi piso estaba por reformar y gracias a eso, hemos podido hacerlo como nos gusta. Sin grandes lujos, pero con lo que nos gusta.

    Hemos estado viviendo en este piso siendo de origen de los 60 y muy mal cuidado por sus anteriores propietarios unos 4 años, y ahora, con todo nuevo no dejo de preguntarme «como leches podía estar viviendo yo en semejante pocilga?» Estaba tan viejo que daba igual que me pusiese de rodillas a frotar… no lucía ni para atrás! no tenía calefacción y en invierno íbamos a base de capas! y de hecho, era algo que había que hacer antes de tener hijos, reformar. A base de ahorrar mucho muchísimo, claro está.

    La casa de cada uno es algo muy personal pero creo que súper importante que estés a gusto en ella. Da igual los lujos, da igual si no hay cortinas (ya llevamos 6 meses en el piso y aún seguimos sin cortinas y lo que seguirá). Y una cosa te digo…una casa tan tan lujosa que de pena manchar… a mi tampoco me gustaría, eh!

    yo estoy deseando ver el salón lleno de juguetes…todo bien desastrado!!! una leonera!!! jaja!

    • Jajajajjaja, como se transforma una casa con nanos! Leonera lo define super bien! Yo estoy agusto, la verdad es muy cómoda, y al ser casa y no tener vecinos (yo, que soy de pueblo y nunca había vivido en fincas hasta que me independicé), lo valoro mucho. Peeeero, era una reflexión. No puedo evitar sentir una pequeña envidia al ver la casa de mi amiga.

  3. Mmmm, las casas son solo un lugar donde vivir y dormir. Pueden tener la fachada más bonita del mundo, y por dentro estar desangeladas, con papel de flores o con lámparas del siglo pasado, o del anterio, lo que realmente llena a una casa de vida son sus inquilinos, lo que ellos hagan dentro de ella, y cuando hay niños, ay! ya verás como todo cambia. Siempre puedes ir «adecentando» a tu gusto las habitaciones, poco a poco, para que por dentro sea la casa de tus sueños.
    Besos especiales!

  4. Una casa, o mejor dicho un hogar, vale mas por lo que se vive dentro que por lo que cuesta economicamente. Yo tambien pienso educar a mis hijos intentado que no den mas importancia a las cosas que al valor de las personas.

    Y si guapa, hipotecarse y estar 30 años pagando a un banco sin permitirse una demora no es la mejor forma de vivir feliz.

    Un besito.

    • Gracias Luisa, está demostrado que los bancos no tienen corazón, y desde ese punto de vista, mientras se pueda, huiré de ellos como de la peste! Espero construir un buen hogar y olvidarme de la casa. Besitos!

  5. Es cuestión, sencillamente, de vivir como una quiera. Pero sabiendo de las responsabilidades y letra pequeña de lo que uno elige.
    Hay gente que valora ostentosidades y las necesita para sonreir y otra que, basicamente, se conforma con poco.
    Es genial tener una buena casa, pero depende de lo que pongas en juego, si te la puedes permitir: adelante; sino es esclavizar tu vida a un gasto continuo y una incertidumbre cada mes. Y eso no es precisamente felicidad.

    Un saludo y animo para tu amiga ¿de cuanto está?.

    • Mukali, el wordpress había marcado tu comentario como spam ¿?¿? Ya lo tengo recuperado! Esa incertidumbre de la que hablas es a la que temo más en este mundo!! Mi amiga está de seis y medio, pero son dos nenas grandes y mi amiga es más bien pequeñita! Dentro de nada las mellizas ocuparán más que ella!! De todas maneras se lo ha tomado también con mucha filosofía, no la veo nada agobiada. Incluso me dijo que, como estaba tan cansada, ahora está disfrutando del reposo. Esperemos que no le entren muchos bajoncillos!!

  6. Que sepas que a mi me pasa igual! Voy a casa de amigos que son preciosas! Y además tienen en la puerta un coche que es la leche! Y tienen dos en vez de uno! También tienen una hipoteca gigante y dos letras mínimo!… Hay días donde me enfado por que me agobiaría vivir así! Y me gustaría tenerlo! Y la mayoría de los días vivo feliz pensando que yo decido no terner algunas cosas para tener otras! Tengo la libertad de no deberle pasta a nadie! Y somos nosotros los que decidídimos no meternos en eso! Pero mi marido me dice siempre que cada uno elite, ellos eligieron tener esas cosas ahora y nosotros en el futuro!… Tu hijo no nacido como el mío nacido se deberían dar con un canto en los dientes, porque sus problemas no son graves! Han nacido o nacerán del lado correcto del mundo! No estamos en guerra, podrán tener acceso a la educación y la medicina. Puede que no vivan en un palacete, pero oye… Tendrán que aprender a valorar lo que tienen y saber que les toco nacer en un buen sitio! A nosotros también nos pasa lo de dejar cosas y cambiarlas! Cuando ahorras para comprar y ves poco a poco como crecen los euros valoras mucho lo que tienes! 😊

    • Jo, mamauniversitaria, tú eres de las mías! Yo también creo que las cosas hechas poquito a poquito y ahorrando parece que se disfrutan y se saborean más! Yo me crié en una familia modesta y la verdad es que tuve una infancia más que feliz y no recuerdo que sintiese envidia de nadie. En mi cabeza todos los recuerdos de infancia son preciosos! Mis padres no tenían para grandes hoteles pero siempre sacaban tiempo para ir de picnic, para hacer juegos en casa, para llevarnos a todas partes… por eso digo que, aunque a veces de alguna puntadita de envidia, sigo pensando que la elección es la correcta. No me veo llevando una vida que me obligue a prescindir de «caprichos» como salir a cenar o ir de viaje por que una hipoteca me asfixie, y eso es lo que quiero enseñar a mi retoño, que con menos de la mitad de lo que tenemos, podríamos ser igualmente felices!

  7. Te doy la razón y al mismo tiempo no te la doy.

    Para mi es importante mi entorno, pero no hablo de opulencia. Me refiero a tener rincones en los que te apatece estar. Yo he vivido muchos años en una casa en la que no podía hacer reformas y de la que no me gustaba nada de lo que había, y eso no es sano, aunque no le molestara a nadie más que a mi.

    Parece una tontería pero cuando un niño tiene problemas en el colegio, a nivel de notas, lo primero que le preguntan es como es el sitio donde estudia, si es un sitio donde se siente cómodo, si puede dejar sus cosas, si está abarrotado de cosas…

    • No te quito razón en todo, que conste. Es cierto que el sitio donde se estudia debe de cumplir unos requisitos, pero creo que en ningún caso esos requisitos incluyan en porcelánico. Si como dices, no hablamos de opulencia si no de comodidad, desde luego este es un sitio adecuado!!

  8. Estoy tan de acuerdo contigoooooooo!!!! No conozco a nadie que no esté agobiado con hipotecas y que vivan en la capital, pero no es eso lo que yo quiero para mi.
    Cuando me dicen mis amigas de quedar para tomar café un domingo, sé que no puedo porque hasta la ciudad me toca hacer 40 km ida y otros tantos de vuelta y me cuesta el café unos 15€…así que procuro quedar entre semana que estoy por aquí trabajando.
    Lo prefiero porque conozco gente que está a un paseo del centro, que tiene cerca grandes supermercados, que tiene cerca el centro de trabajo…pero no saben lo que se pierden….tienen una hipoteca de más de 700€ (y eso la más baja…)
    Yo tengo una hipoteca que no alcanza ni la mitad de la suya y ceno cada noche de verano frente a una pinada enorme que me refresca, un jardin y una calle sin apenas vecinos…una tranquilidad que se refleja en la posibilidad de un futuro donde mi hij@ podrá bajar a la calle con su bici o con su pelota y jugar. Una libertad que yo tenía de niña y que quiero para mis hijos.

    • Qué guay Sari yo también pienso mucho en la calidad de vida del pueblo, y eso que ahora donde yo vivo (que es pueblo de Mr C, es un poco más grande, pero en el mío, que es pequeñín, los niños van solos al cole andando y a todas partes!! Me parece tan bonito! Mi sueño es volverme allí y vivir en un sitio todavía más tranquilo que este!! Nosotros tenemos muy claro que en la capital nunca nunca nunca! A ver si se llena pronto esa calle de querubines!! Un beso!

Replica a Marta Cancelar la respuesta