Cinturón de castidad. Búsqueda interruptus.

Nunca imaginé que, a mitad de un mes de búsqueda, y tras ver unos test de ovulación que sin duda eran positivos, me pondría un cinturón de castidad. Pues lo he hecho, y he tenido mis motivos.
Este fin de semana Mr C y yo hemos salido de casa unos días a ver a la familia para aprovechar sus días de vacaciones. Primer error. Nunca, repito, nunca, planees una escapada a casa de tus familiares en la semana de la ovulación.
El jueves y el viernes estuvimos en casa de mis padres. Mi primer inconveniente han sido los test de ovulación. Este ha sido mi primer ciclo utilizándolos y quería entenderlos, por lo que no podía dejar pasar ni uno. En casa, a falta de botecitos para recoger muestras, utilizo vasos de café de plástico. Me voy al baño con mi test en la mano, recojo la muestra, hago el test, le doy tiempo para que dé el resultado, tiro todo lo que no necesito y guardo el test para poder ver la progresión del mes. En casa de mis padres nada de eso. Me ha tocado ponerme en modo ninja para poder hacerlo. Os doy instrucciones:
1.- Escóndete el test para meterte en el baño. Esto en inverno puede ser más fácil, pero en pleno mes de julio y con un vestido finito cuesta un poco más.
2.- Busca un tapón de laca, desodorante o similar y lávalo con el jabón de manos para quitar restos y que quede lo más limpio posible.
3.- Recoge la muestra, haz la prueba y espera. Para cuando salgas tu familia creerá que tienes un caso grave de estreñimiento. Sí, mi madre, muy atenta ella, ha llegado a ofrecerme yogures con propiedades laxantes a pesar de conocer mi intolerancia a la lactosa.
4.- Limpia las pruebas, llévate el tapón porque no es plan de dejarlo en el bote al que pertenece después del uso que le has dado y repite el paseo por el pasillo con todo el arsenal de pruebas escondido para guardarlo en el rincón más oculto de la mochila hasta que llegues a tu casa y puedas deshacerte de todo.
Pues así, los cuatro días.

El segundo día en casa de mis padres veo el positivo. Y mi cuerpo empieza a pedirme a gritos que aproveche ese positivo que, por cierto, me demuestra que he estado practicando cuando no estaba ovulando o que, al menos, este mes solo contando días no me hubiese ni acercado.
Pues no hay manera de practicar. Porque yo, con mis 28 añazos, tras cinco años de relación estable y casi tres de convivencia, cuando voy a visitar a mis padres, duermo sola. Y no es que mi padre crea que su hija es virgen, tampoco es que mis padres sean especialmente anticuados porque nunca han puesto pegas a que vivamos juntos “en pecado”, es simplemente “haz lo que te dé la gana pero no bajo mi techo”.
Pues bien, visto esto, decidimos esperar un día. Los test me dicen que la ovulación en sí va a ocurrir entre 24 y 48 horas después. Así que todo bajo control. Cogemos el hatillo y nos vamos al piso de mi tía en la playa para pasar el sábado y el domingo. Y aquí es cuando mi dolor de muelas se intensifica.
Llevo ya una semana tomando medicación, el médico de cabecera no le dio importancia a la búsqueda combinada con medicamentos fuertes y yo seguí a la mía. Pero ahora se ha vuelto ya insoportable. Muerdo almohadas del dolor. Lloro todo el rato y solo estoy bien cuando me tomo tanto medicamento que me quedo dormida. Soy consciente de que con esto voy a perder muchas invitaciones a pasar el fin de semana en casa de nadie, no soy la mejor huésped, la verdad.
En uno de esos pequeños espacios de tiempo de lucidez que me deja la medicación entre que comienza a hacer su efecto y me duerme, decidimos bajar a una terraza que han puesto en la orilla de la playa. Más que nada porque Mr C está ya que no sabe dónde meterse. Y allí nos encontramos a una amiga que ha tenido un bebé hace seis meses. Me dice que tengo la cara deforme y me pregunta. Le explico que me está saliendo la muela del juicio y pasa a contarme la historia de sus muelas. Ella no realizó esa visita al dentista que se aconseja antes de empezar a buscar. ¿Por qué? Pues por lo mismo que yo, porque no le dimos importancia. Cuando llegó el embarazo sus muelas tomaron vida y el dolor se hizo insoportable. Le recetaban medicamentos porque era preferible que estuviese tranquila que soportar el dolor. Si no los tomaba se sentía fatal y si los tomaba también. Me dice: “lo peor del embarazo, sin duda, el dolor de muelas”. Todo esto, oído desde el punto de vista de alguien que tiene el pulso localizado en la muela, la oreja y la mandíbula asusta mucho.
Así que, llegada la noche, y tras muchas horas en las que no había tenido intimidad para tener sexo, ya en la cama, he dicho que no. Que se cierra el chiringuito. Que este mes aquí no va a pasar nada. Que si no nace un mes nacerá al siguiente. Total, tampoco sabemos si lo íbamos a conseguir. Y yo no me quiero pasar el embarazo retorciéndome de dolor de muelas.
He decidido dejar pasar este mes. Me siento triste en cierto modo, perder un mes no es agradable. Tengo muchas ganas de que llegue. Pero estoy orgullosa de mi decisión. Sé que llegará cuando tenga que llegar pero no quiero que la boca sea una de mis preocupaciones y, mucho menos, una muela del juicio que se arranca y, muerto el perro, se acabó la rabia. La solución a mis problemas es sencilla. Un mes sin búsqueda y una visita al dentista. Sin privarme de calmantes, antibióticos ni antiinflamatorios.
Cuando sea una mamá feliz y me pregunten qué fue lo peor del embarazo yo quiero hablar de nauseas, de piernas hinchadas, o de lo que sea. No quiero hablar de muelas.

17 pensamientos en “Cinturón de castidad. Búsqueda interruptus.

  1. Jolines, es el segundo post que veo de búsqueda interrumpida. Al menos en tu caso es algo pasajero, que mejorará en breves, -qué horrible puede resultar un dolor de muelas-, pero tus incursiones para hacer los test de ovulación son graciosas, aunque claro es un poco estresante…
    Mejórate y al lío 😉

  2. Pues mira qué cosas… Haces bien en esperar. A mi también un analisis un pelín raro me hizo dejar pasar un mes. Así te ahorras este mes todos los psicosíntomas y puedes tomarte un tinto de verano en la playita cuando te recuperes del dolor 😉 En cuanto a lo de hacer los tests en casa de los padres… si yo te contara! Mi marido y yo hasta hace poco no teníamos casa propia y recuerdo nuestro intento –por supuesto fallido– en la casa de la playa de mis suegros, porque eran esos días del mes (ovulación me refiero). Desde entonces planificamos hasta los viajes que hacemos para poder disfrutar de esos días a solas. Y eso sin contar la cantidad de meses que perdimos al principio por coincidir siempre la dichosa semana con estar visitando a nuestras familias. Así que todo indica que este no era tu mes. A ver si al próximo. Un abrazo, guapa y ánimo.

    • Jajajaja, hay que planear bien los viajes!! Desde luego, este no era mi mes, y estoy cada día más contenta con mi decisión. No ha sido impuesta por un médico pero creo que es lo más razonable, al final somos nosotras también las que tenemos que saber qué es lo mejor y la ansiedad y las ganas no nos pueden ganar la batalla. A ver si para el siguiente empiezo con más ganas!

  3. Bueno, alguna ventaja tiene que tener que te hayan salido las cuatro muelas del juicio antes de los 18 años… Jijijiji. Pero yo tampoco he hecho visita pre-embarazo al dentista.

    Aún así, cuando vamos a ver a mis padres, la verdad es que siempre nos han dejado y obligado a dormir juntos. No son tan modernos los tuyos, eh. Cualquiera le dice a mi padre que duermo sin mi marido… (y estamos hablando de un hombre que está a punto de cumplir 76 años). Pero vamos, desde el primer día que fuimos a presentarle antes de ir a vivir juntos…

    • Pues vaya suerte! El mío es muy moderno con todo menos con esto, nunca ha puesto problemas para nada pero mira tú, con esto no puede…

      Qué suerte tus muelas, yo si no tuviera problemas creo que tampoco la hubiese hecho.

  4. Hay cosas que no puedes controlar pero si por esperar un mes te ahorras noches de llanto estando embaraza… pues mejor!!
    Yo no he tenido problemas con los dientes estando embarazada, pero como todo, es una loteria.

    • Gracias Luisa, desde luego mejor prevenir que curar! Si ya tengo los problemas en los dientes cabe esperar, como poco, que se mantengan si me quedo embarazada. A una mala, podrían empeorarse. Descansar de la búsqueda no es lo que más me apetecía pero, ¿a quien le apetece un dolor de muelas de nueve meses?

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